*Dr. Julio Balbi-Dir. Ente Regulador de los Servicios Públicos de la Ciudad
El próximo 29 de agosto se cumplirán 150 años del viaje inaugural del Ferrocarril del Oeste, nuestro primer ferrocarril. Su recorrido comenzaba donde actualmente está ubicado el Teatro Colón y terminaba en Floresta. Posteriormente y con participación del Estado provincial, llegó con su tendido hasta Chivilcoy.
La ciudad de Buenos Aires albergaba 100.000 habitantes por ese tiempo. El acto inaugural fue presidido por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Valentín Alsina, y entre los invitados de este primer viaje se encontraban Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento. Este ferrocarril fue el único caso en que sus emprendedores asumieron el riesgo de sus inversiones y el Estado asumió su responsabilidad estratégica.Podríamos adivinar la expresión consternada del gobernador Valentín Alsina o de Jaime Llavallol como inversor privado nacional, ante el estado actual del servicio público de trenes y subterráneos.
La ciudad de Buenos Aires albergaba 100.000 habitantes por ese tiempo. El acto inaugural fue presidido por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Valentín Alsina, y entre los invitados de este primer viaje se encontraban Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento. Este ferrocarril fue el único caso en que sus emprendedores asumieron el riesgo de sus inversiones y el Estado asumió su responsabilidad estratégica.Podríamos adivinar la expresión consternada del gobernador Valentín Alsina o de Jaime Llavallol como inversor privado nacional, ante el estado actual del servicio público de trenes y subterráneos.
Ha quedado para quienes reivindicamos la memoria, el recuerdo de la perversidad y daño que provocaron la privatización de este servicio público en 1890 bajo la presidencia de Juárez Celman o un siglo después bajo la presidencia de Carlos Menem.No hay solución si no es el Estado quien asume la responsabilidad de articular respuestas al problema. El proyecto con tratamiento parlamentario de creación de dos sociedades del Estado como son las de Administración de Infraestructuras Ferroviarias y la Operadora de la Red Ferroviaria resulta un paso importante en ese sentido.
Los subsidios a las actuales concesiones privadas de algo más de 1.000 millones de pesos anuales exigen una mayor participación estatal para mejorar un servicio público que, sometido a la voracidad de los privados, está muy lejos de satisfacer la calidad que merecen los usuarios. La sanción de este proyecto de ley puede significar una salida racional desde la gestión pública, en tanto se sume el compromiso de poner en valor el sentido de pertenencia e identidad que representa para todos nosotros un proyecto nacional.

